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Alejandro Narváez / El petroyuan amenazante (1 de 2)


¿El petroyuan amenaza la hegemonía del petrodólar?


Mientras el mundo estaba embriagado con el mundial del fútbol, el presidente chino Xi Jinping, regresaba a su país con una treintena de acuerdos multimillonarios debajo del brazo firmados con sus socios estratégicos del golfo Pérsico, Oriente Medio y el Norte de África. Antes, el mandatario chino había asistido a dos cumbres: una entre China y los países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) -que agrupa a las potencias árabes ricas en petróleo- y otra entre el “gigante asiático” y los líderes de los 22 países que integran la Liga Árabe. Estas cumbres suponen el inicio de "una nueva era" para las relaciones entre China y el mundo árabe, una estratégica región para los intereses geopolíticos chinos.


China es el mayor importador de petróleo del mundo y Arabia Saudita (miembro del CCG) es el mayor exportador del oro negro del mundo. Los saudíes consideran a China como su principal socio comercial con el 20% de sus exportaciones. Por otro lado, Arabia Saudita y Rusia, son los líderes de facto de la OPEP+, una organización de productores que extrae aproximadamente la mitad del petróleo que consume el mundo.


Ha pasado una década desde que Estados Unidos fuera el mayor socio comercial de Arabia Saudita. Y, en ese tiempo no sólo China ha superado a los norteamericanos, sino también India y Japón. El comercio entre Norteamérica y Arabia Saudita se redujo de unos 76,000 millones de dólares en 2012 a 29,000 millones de dólares en 2021.


En este escenario, la reciente visita de Xi Jinping, al mundo árabe, tiene varios significados en términos de geopolítica y geoeconomía. China necesita asegurarse la compra de crudo a los países del Golfo para tener sostenibilidad en los mercados mundiales ante la crisis energética global. Por su parte, los países del CCG buscan reforzar sus relaciones de cooperación estratégica con Pekín para mantener “su soberanía e integridad territorial” y finalmente, el “gigante asiático”, quiere ampliar su zona de influencia a través de su plan “Nuevas Rutas de la Seda” que empezó en 2013.


Las cumbres celebradas entre los líderes del mundo árabe y el presidente chino, han sido catalogadas como las más grandes y de más alto nivel desde la fundación de la República Popular de China. De este modo, Pekín se consolida como el mayor socio comercial y uno de los principales aliados estratégicos de esa región. También, sirvió para que Xi pida a sus socios árabes utilizar plenamente la Bolsa de Petróleo y Gas de Shanghái (INE, por sus siglas en ingles), para comercializar los contratos de futuros de petróleo en yuanes (divisa oficial de China).


Desafíos al sistema petrodólar

Después de la guerra árabe -israelí de 1973, también conocida como la guerra de Yom – Kippur (guerra del Ramadán), Estados Unidos aprovechó la buena posición que tenía el dólar en ese momento como moneda de referencia para fortalecer sus vínculos con los países árabes, principalmente, con Arabia Saudita. En 1975, todos los miembros de la OPEP acordaron vender su petróleo sólo en dólares, dando origen al llamado “sistema petrodólar”. Por lo tanto, todo país que demandará petróleo o sus derivados en el mundo tenía que comprar previamente dólares. El punto clave de este acuerdo fue la visita que hizo Henry Kissinger a Arabia Saudita en 1974.


Había dos razones principales para dicho acuerdo. La primera tiene que ver con la naturaleza de los cárteles. Para que el cartel de la OPEP pudiera funcionar a largo plazo sin problemas, era necesario que sus miembros aceptasen el dólar como moneda única en el comercio internacional del petróleo. La segunda razón fue que Estados Unidos daría su protección a los líderes de la OPEP contra invasiones extranjeras o levantamientos nacionales. A partir de ese momento, el sistema petrodólar se mantuvo sin sobresaltos durante veinticinco años.


Hasta noviembre de 2000, ningún país de la OPEP se había atrevido a violar los acuerdos pactados en 1975. Sin embargo, a finales de ese mismo año, Francia y otros miembros de la Unión Europea, convencieron a Saddam Hussein, presidente de Irak, a desafiar el sistema y comenzara a vender su petróleo en euros a cambio de alimentos. Sin embargo, el sueño de Hussein se truncó con la invasión de Estados Unidos a Irak en 2003.


En el 2009, el presidente Gaddafi, de Libia, se propuso dotar a su anhelado sueño de unos “Estados Unidos de África” de una moneda diferente al dólar. Nuevamente, este proyecto fracaso con el golpe de estado que sufrió. El tercer intento en realidad comenzó en el 2003, cuando Irán anuncio su deseo de abandonar el sistema petrodólar, para ello lanzó en el 2008 la Iranian Oil Bourse (bolsa de petróleo de Irán). La respuesta de Occidente fue ampliar las sanciones económicas contra ese país. Otra vez, el sueño iraní quedo en nada.


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