Alfonso Velásquez / Remplazando al MIDIS
- Alfonso Velásquez
- hace 13 horas
- 4 Min. de lectura

Repensando el Desarrollo Social en el Perú: Una Propuesta para Reemplazar el Actual Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS)
En el contexto actual del Perú, el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (MIDIS) ha desempeñado un papel crucial en la asistencia a los sectores más vulnerables. Sin embargo, este enfoque se ha visto limitado por un modelo que no genera una salida sostenible de la pobreza. Los programas sociales del MIDIS, como Juntos o Pensión 65, han tenido una importante función paliativa, pero no han logrado construir los cimientos para un cambio estructural en las comunidades más desfavorecidas. El verdadero desafío del Perú no es solo reducir la pobreza temporalmente, sino eliminar las condiciones que perpetúan la vulnerabilidad de las poblaciones más necesitadas, e impulsar un verdadero desarrollo económico que permita a las comunidades mantenerse por sí mismas.
El Rol Actual del MIDIS: ¿Una Solución o un Remedio Temporal?
Si analizamos la historia del MIDIS y su rol en la política social, observamos que muchos de sus programas han funcionado como herramientas de asistencia inmediata, pero no como motores de cambio estructural. Un ejemplo claro es el programa Juntos, diseñado originalmente como un programa temporal, con fecha de finalización. Sin embargo, más de una década después, este sigue vigente, con objetivos que, si bien nobles, no logran romper el ciclo de pobreza en el que se encuentran muchos de los beneficiarios.
El enfoque del MIDIS ha sido de subsidiariedad: brindar ayuda económica para aliviar necesidades inmediatas. Si bien esta estrategia es necesaria para responder a situaciones urgentes, no ha logrado transformar la estructura económica y social de las comunidades que más lo requieren. Los programas de este tipo, aunque efectivos en el corto plazo, han demostrado que la pobreza, cuando no se aborda estructuralmente, tiende a ser cíclica. Los programas como Haku Wiñay, aunque orientados a fomentar la inclusión productiva, se limitan en gran medida a ser acciones paliativas que no cuentan con el apoyo y seguimiento necesario para garantizar la transición de la pobreza a la prosperidad.
Propuesta: De la Asistencia a la Promoción del Desarrollo Productivo
Mi propuesta para mejorar la gestión del desarrollo social en el Perú se basa en un cambio de enfoque en la gestión pública del desarrollo y la inclusión social. El nuevo Ministerio de Desarrollo Social y Productivo debería ser una plataforma integral que, por un lado, mantenga ciertos programas sociales temporales como medida de apoyo inmediato para los más vulnerables, pero que, por otro lado, se enfoque de manera prioritaria en incentivar el desarrollo productivo a largo plazo.
Mantenimiento de Programas del MIDIS con un Enfoque Transformador: Los programas del MIDIS, como Juntos, Wasi Mikuna, PAIS, Contigo, Pensión 65, y Cuna Más, deben seguir existiendo, pero bajo una perspectiva renovada que garantice su carácter temporal y orientado hacia la autonomía de los beneficiarios. La asistencia social que estos programas brindan tiene un impacto positivo inmediato, pero deben incorporar estrategias de transición que permitan a los beneficiarios avanzar hacia la autosuficiencia económica. En lugar de ser programas perpetuos, como el caso del Programa Juntos, que aún sigue en marcha más allá de su fecha inicial de finalización, estos deben tener un plazo definido y unos objetivos claros de salida, con el objetivo de reducir la dependencia y generar capacidades productivas en las familias que los reciben. Por ejemplo, el mismo programa Juntos puede mantenerse, pero debe incorporar en su estructura nuevos condicionamientos y componentes de formación laboral, empresarial y acceso a crédito, para que, al finalizar la asistencia, los beneficiarios estén mejor preparados para integrarse al mercado laboral y desarrollar actividades productivas. De igual manera, programas como Pensión 65, que otorgan pensiones a los adultos mayores en situación de vulnerabilidad, deberían complementarse con acciones de capacitación en salud, ahorro y gestión de recursos, permitiendo a los beneficiarios no solo recibir apoyo económico, sino también contar con herramientas que mejoren su calidad de vida y les permitan desenvolverse de manera independiente.
Fomento del Desarrollo Productivo Local y Regional: El núcleo de esta reforma debe ser el fomento del desarrollo productivo local. Si verdaderamente queremos reducir la pobreza de forma estructural, debemos orientar los esfuerzos hacia la creación de negocios productivos en las zonas más vulnerables. Esto incluye no solo darles a las comunidades los recursos, sino también capacitarlas en gestión empresarial, acceso a créditos, tecnología y en estrategias comerciales para poder ingresar a mercados regionales, nacionales e internacionales.
Capacitación y Estrategias de Inclusión Productiva: No basta con ofrecer capacitación en oficios o en emprendimiento. La capacitación debe ir acompañada de estrategias de inserción en la economía local y, sobre todo, con el acceso a mercados competitivos. Esto significa integrar a los productores locales a la cadena de valor agroindustrial, brindándoles acceso a tecnología, a infraestructura de comercialización y a redes de distribución. Además, se debe promover el desarrollo de productos diferenciados, con valor agregado, que respondan a la demanda de mercados de mayor valor.
Integración de Políticas Públicas con el Sector Privado: La interacción entre el sector público y el sector privado es clave. El gobierno debe actuar como facilitador de un ecosistema de negocios inclusivos que permita la cooperación entre los pequeños productores y las grandes empresas, que a menudo no logran vincularse adecuadamente debido a las barreras de acceso a recursos, mercados y conocimientos.
Conclusión: Un Nuevo Ministerio para una Nueva Visión de Desarrollo
La creación de un Ministerio de Desarrollo Social y Productivo, enfocado en la generación de capacidades productivas, es la clave para transformar la vida de las poblaciones más pobres del país. Este cambio de enfoque implica pasar de un sistema que solo da respuestas temporales a uno que empodera a las comunidades para que se desarrollen de manera autosuficiente. Para que el Perú logre salir de la pobreza de manera sostenida, es necesario que nuestras políticas sociales estén orientadas no solo a aliviar la pobreza, sino a erradicar las condiciones que la perpetúan, y el camino para lograrlo es a través del desarrollo productivo inclusivo.
Es hora de permitirnos escalar hacia un futuro de salida de la pobreza sostenible, replanteando la función de las instituciones encargadas de la política social en el Perú, con una visión integral y estructural que permita transformar las comunidades más vulnerables en actores económicos activos y prósperos dentro de la economía nacional y global.
Comentarios