Preguntas fundamentales a la tercera dosis
Dimensión de eficiencia de salud pública
¿Qué es más eficiente para contener la propagación, los casos graves y la muerte por coronavirus? ¿Hacer refuerzos hoy y dirigir tiempo y recursos -sobre todo tiempo- a este objetivo, o acelerar la vacunación completa en las ciudades que van a producir más casos, más fallecimientos y más probabilidad de generación de variantes?
Los estudios nos demuestran, desde la perspectiva de la eficiencia, que más vidas salvadas será el resultante de cubrir lo más posible extensos territorios y a la mayor velocidad, con una pauta completa de vacunación. En el plano nacional, será más eficiente vacunar a los grupos que faltan, niños (5 a 11 años), adolescentes y los grupos de edad adulta que aún no logramos proteger, además de la insistencia en completar las segundas dosis.
Un riguroso trabajo y revisión científica del Ministerio de Salud podría proporcionar tranquilidad a nuestra primera línea y confianza a la comunidad sobre el manejo de las vacunas, dando el mensaje: la mejor protección -y el mejor refuerzo- es vacunar a más gente.
En el plano global, “la evidencia demuestra que una distribución equitativa de vacunas tiene enormes beneficios: reduce la carga de enfermedad en países con bajos recursos, reduce el costo de la vigilancia de casos importados y minimiza la evolución del virus”[15]. La ansiada inmunidad de rebaño es un espejismo en un mundo injusto, lo que muestra que la inequidad en salud pública es tremendamente ineficiente, además de una vergüenza para la humanidad, que se empeña en prolongar “la fase aguda de esta pandemia durante años, cuando podría acabarla en cuestión de meses” (OMS).
“El debate de la tercera dosis va más allá de los argumentos inmunitarios de cada país. Debe incluir una perspectiva de la salud global que tenga en cuenta la situación general y que guíe la toma de decisiones para lograr a la vez un control efectivo y equitativo de la pandemia…”[16]
El éxito peruano en negociación y adquisición de vacunas nos pone ante un reto ético global. Hacia fin de año, cuando tengamos arribadas la mayor cantidad de dosis adquiridas y tengamos almacenes rebosantes, debemos implementar una decisión que debemos adoptar pronto: ¿qué vamos a hacer con las vacunas excedentes? Reforzar la vacunación no sólo se debe realizar porque tenemos las dosis, sino porque las evidencias científicas nos dicen que es adecuado y seguro, y si nuestro razonamiento humano nos dice que es éticamente correcto, o si por el contrario es más ético donar las vacunas a países pobres de muy bajas coberturas que tienen miles de vidas en riesgo y ponen en riesgo a la comunidad internacional.
¿Queremos proteger a nuestra primera línea? Sí. Entonces, ¿Cuál es la forma más eficiente de hacerlo? Muchas señales indican que vacunar a más personas con dos dosis, hacerles pruebas diagnósticas periódicas, seguimiento de contactos y aislamiento, sin sacrificar la equidad, la eficiencia y la ciencia.
Referencias:
[15] Clara Marín, Adelaida Sarukhan y Marta Rodó. Vacuna COVID: ¿Qué consecuencias tiene una tercera dosis en la salud global? Instituto de Salud Global de Barcelona. 8 de octubre de 2021.
[16] Ibidem.
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