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Carlos Ginocchio / El mendigo y el oro


“El Perú es un mendigo sentado en un banco de oro”, frase atribuida al investigador italiano, Antonio Raimondi, quien arribó al Perú en 1850 (a sus 26 años), se casó con la dama huaracina Adela Loli, se nacionalizó peruano y falleció en nuestro país, en San Pedro de Lloc, a sus 66 años. He revisado la totalidad de su obra “El Perú”, y dicha expresión no aparece, y según entendidos, fue creada por algunos seguidores. Giovanni Bonfiglio en su obra ‘Antonio Raimondi, el mensaje vigente’, manifiesta “se trata de una frase inventada luego de su muerte, que nunca expresó ni verbalmente ni por escrito; y, lo que es peor, no coincide con las ideas que él sostenía sobre el Perú”.


Lo lamentable es que la expresión se ha difundido y utiliza constantemente para definir al Perú como un país ‘rico’, al punto que nuestro presidente la derivó en ‘no más pobres en un país rico’, lo cual no somos ni hemos sido. Si lo seremos, está por verse, y dependerá de líderes y políticas opuestas a las que venimos practicando las últimas décadas, y cada vez con mayor énfasis para convertirnos en una sociedad con más carencias que riquezas. Pertenece al sabio una expresión más certera: “en el libro del destino del Perú está escrito un porvenir maravilloso. No hay que perder la Fe”. Una apuesta esperanzadora, que transcurridos 130 años de su muerte, continúa siendo una incógnita.


Diferentes estudiosos calculan que el valor del oro entregado a los conquistadores para el rescate de Atahualpa, habría sido un monto superior a los 15 millones de dólares (actualizados), y hay quienes manifiestan que el inca ofreció 6,000 kilos (US$ 315 millones al precio 2022). Minera Yanacocha proyecta una producción de 1,5 millones de onzas de oro en el periodo 2021-2026; es decir, más de 8,500 kilos anuales, y con todo ello no somos un país rico.


Según el Banco Mundial, en 2020 ocupamos el puesto 105 entre 190 países en lo que se refiere a ingreso per cápita, con US$ 11,878 anuales, la décima parte de Luxemburgo, en el primer lugar (US$ 117,500), al cual le siguen Singapur, Irlanda, Catar, Bermudas, Suiza, Islas Caimán, Emiratos Árabes Unidos, Brunei, EEUU, San Marino, Noruega, Dinamarca, Países Bajos, Hong Kong, Austria, Suecia, Alemania, Islandia, Australia, Bélgica, y Finlandia, entre los veinte primeros. Los mejor ubicados de América del Sur son Chile y Uruguay (puestos 55° y 58°), cuyo ingreso per cápita nos supera 2.3 veces.


En lo que se refiere al Índice de Desarrollo Humano (IDH), medido por las Naciones Unidas en 2020, nos encontramos en el puesto 78 (0.778) entre 189 países, superados por Noruega (0.957), Irlanda, Suiza, Hong Kong, Islandia, Alemania, Suecia, Australia, Países Bajos, Dinamarca, Finlandia, Singapur, Reino Unido, Bélgica, Nueva Zelanda, Canadá, EEUU, Austria, Israel, y Japón, entre los 20 primeros lugares, con IDH ‘muy alto’, aunque a nosotros nos consideran ‘alto’.


El Índice de Percepción de Corrupción 2021, desarrollado por Transparencia Internacional, ubica en los lugares con menor deshonestidad a Dinamarca (88), Finlandia, Nueva Zelandia, Noruega, Singapur, Suecia, Suiza, Países Bajos, Luxemburgo, Alemania, Inglaterra, Hong Kong, Austria, Canadá, Estonia, Irlanda, Islandia, Australia, Bélgica, Japón, Uruguay, y Francia, entre los 22 primeros. Perú aparece en el puesto 105° entre 180 países.


El ’Índice de Democracia’, preparado por The Economist, en 2021, ubica en los primeros lugares a Noruega, Nueva Zelanda, Finlandia, Suecia, Islandia, Dinamarca, Irlanda, Australia, Suiza, Países Bajos, Canadá, Uruguay, Luxemburgo, Alemania, Corea del Sur, Japón, Reino Unido, Mauricio, Austria, y Costa Rica, como democracias plenas. Al Perú lo ubican como ‘democracia imperfecta’.


¿Qué tienen en común los países que realmente son ricos?, exceptuando los países productores de petróleo y paraísos financieros, podemos afirmar seis factores, reflejados en los indicadores mencionados, donde hay países que ocupan los primeros lugares en todos ellos:


1) los países más ricos son aquellos donde hay menor corrupción,

2) cuentan con servicios educativos y de salud de primer nivel,

3) practican una democracia plena o muy cercana a ella,

4) promueven la inversión privada y respetan la propiedad,

5) tienen leyes que protegen al consumidor,

6) propician mayores inversiones en tecnología.


Agregaría el sentimiento claro de responsabilidades, asumiendo el compromiso por sus éxitos o fracasos, sin buscar excusas como el modelo neo liberal, la Constitución, o el imperialismo, para justificar frustraciones. Dicho sea de paso, nos sentimos orgullosos de nuestros antepasados, el imperio incaico que, realmente, fueron imperialistas y sojuzgaron a comunidades como mochicas, chimúes, huancas, y tallanes, y ello no invalida sus calidades. Ojalá aprendamos la lección, y comencemos a hacer realidad la supuesta frase de Raimondi, pero sin mendigos.


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