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Carlos Ginocchio / Poemario a Imperia: inéditos de López Albujar (4 de 4)

Actualizado: 18 mar 2021


ASÍ TE QUIERO

A IMPERIA


El amor que tú me inspiras es amor bravío y terco,

Tan tenaz y tan bravío

Que hay momentos que te odio por lo mismo que te quiero,

Tan bravío, que a pesar de tus glaciales ironías,

No cedo;

Tan tenaz que, a pesar de los olímpicos desdeños

Que a los hombres aparentas, no te temo.

Sí, mi amor es un coloso de pupilas insaciables,

Tormentoso, aventurero.

Sí, mi amor es la fuente de mis pálidas tristezas

Como un saurio gigantesco,

De repente aparecido

Para ir, voraz, tragando las alondras de mis sueños.


Y es así como te quiero y te ambiciono, leona mía,

Brava, altiva, desdeñosa, fuerte, cruel, terrible, fría.

¿Para qué besar tus labios, si los labios son el pórtico

Tras el cual, agazapada y vigilante, nos acecha

La lujuria, que en el antro

De las pasiones fieras

Es la más cruel e insaciable

Pantera?


¿Para qué mirar tus ojos

- Esas dos fuentes mortales de pecado y de lacería -

Si los labios y los ojos, si los ojos y los labios

Son del alma una pobre eflorescencia?

¿Para que palpar tus albas y pomposas morbideces?

¿Para qué en mis brazos verte deshojando tu pureza,

Dulce, humilde, débil, blanda, buena, alegre,

Satisfecha,

Si el amor es como el éter azulado cuando lejos,

Incoloro cuando cerca?

Ya no cifro en que tu ames mi ambición ni mi esperanza,

Ya de ti no quiero venias ni sonrisas,

Ni palabras.

¿Para qué, si así saludas, si así ríes,

Si así hablas

Al lacayo que te sirve y al galán que te enamora;

Si las risas y saludos que repartes, con soberbia soberana,

Son limosnas desprendidas, al desgaire,

Del collar adamantino y voluptuoso de tus gracias,

Si yo nunca he de inclinarme a recoger esas limosnas?

Yo conquisto

Más guerrera y triunfadora fue la lira que la espada.

Cuando pases por mi lado no me mires,

Pasa altiva, airosa, ufana,

Sin fijar en mí tus ojos.

Nada importa que en la noche tenebrosa de mi alma

No penetre ni un destello

De la empírea irradiación de tu mirada.

Yo prefiero la implacable y hosca noche de mi orgullo

Al fugaz deslumbramiento de la aurora inmaculada

Que tus ojos, compasivos, me brindaran.


Y es así como te quiero y te ambiciono, leona mía:

Brava, altiva, desdeñosa, fuerte, cruel, terrible, fría.


Piura, 1906.


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