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Fanny Reaño / Retos y respuestas a problemas de salud

La salud planetaria fue agredida en forma inusitada y feroz por la propia naturaleza tomando, lamentablemente, desprevenidos a los organismos internacionales y gobiernos, como a las instituciones y empresas. Sobre todo, afirmando las ostensibles tremendas diferencias en términos de desarrollo económico, progreso social y modernización política de los países.


La pandemia iniciada en diciembre del 2019 en Wujan, China, producto de la evolución animal o la creación en laboratorio, ha sido y sigue siendo, el problema común más grande que ha enfrentado la humanidad en los últimos cien años. Con todo, los países desarrollados fueron los que enfrentaron esta amenaza en mejores condiciones. Tenían recursos financieros suficientes un mejor sistema de salud e instituciones gubernamentales eficientes y transparentes. Pero también, la pandemia demostró cuán frágiles son los lazos que existen entre las naciones y cuán desorganizados están los países para enfrentar juntos y en mejores condiciones, amenazas de esta naturaleza. Muestra de ello es que al comienzo y durante buen tiempo, cada país veía como resolvía sus problemas de salud al margen del resto. Incluso la respuesta por parte de la entidad global, la Organización Mundial de la Salud, fue tardía e insuficiente. Ese no fue el caso de los países en desarrollo, escasos de dinero, con pobres y limitados sistemas de salud y con gobiernos incapaces y corruptos.


Como es el caso de Perú que tiene el doloroso y vergonzoso récord de ser considerado como el país número uno en el mundo en gestión de la pandemia, por el alto porcentaje de muertes promedio. Y ser también el primero en la región, hasta entonces, en gestión económica y social. Menos mal que la ciencia en los países desarrollados y en las empresas farmacéuticas multinacionales, con el patrocinio de los gobiernos democráticos y de los organismos internacionales, se propusieron producir en tiempo récord vacunas que permitieran proteger al género humano y evitar millones de muertos más. Ahora, el mundo respira más tranquilo.


En forma progresiva el COVID 19 será una gripe más, dicen los expertos. Ahora se vive la Cuarta Ola, que está generando muchos contagiados. Los efectos son menores. Pero no hay que bajar la guardia.


Hasta hace pocos días el reporte de resultados de la pandemia en el país era el siguiente. Muestras 31’635,100. Casos 3’637,522. FALLECIDOS 213,551. LETALIDAD 5.87 %. Pruebas Antígenos 1’565,218. Pruebas Rápidas 955,880. La naturaleza una vez más le da lecciones a la humanidad. No sólo el peligro viene por el lado del calentamiento global, que hay que paliar lo más posible. También viene (como lo demostró el COVID 19) por los virus y las bacterias. Y quién sabe por dónde más. Estamos notificados. La dramática irrupción de la pandemia tomó al mundo por sorpresa. Nadie imaginó posible una amenaza de esa naturaleza y dimensión. Solo unos pocos que escribieron, novelaron, filmaron eventos estimados como extremadamente raros e imposibles.


Referencia:

La autora es Doctora en ciencias jurídicas y en administración


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