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Juan de Dios Guevara / Viaje a Japón e Indonesia 

  • Foto del escritor: Juan de Dios Guevara
    Juan de Dios Guevara
  • hace 36 minutos
  • 5 Min. de lectura

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El reciente viaje de la Presidenta Dina Boluarte a Japón e Indonesia representa un movimiento estratégico fundamental para Perú en su búsqueda de diversificar alianzas económicas y profundizar su presencia en la región Asia-Pacífico, especialmente dentro del marco de APEC. Esta iniciativa diplomÔtica y comercial es crucial para el desarrollo a largo plazo de Perú, buscando capitalizar sus vastos recursos naturales y su posición geogrÔfica estratégica.

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El objetivo principal de la visita es impulsar el comercio bilateral, atraer inversión extranjera directa y forjar alianzas estratégicas, con un enfoque particular en sectores clave como infraestructura, minería y exportaciones no tradicionales. El contexto económico de Perú, con exportaciones que superaron los US$ 73 mil millones en 2024, marcando un récord por cuarto año consecutivo, proporciona un sólido telón de fondo para estas negociaciones.

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Se han identificado oportunidades significativas para la expansión de exportaciones no tradicionales hacia Japón, incluyendo productos agropecuarios como aguacates, uvas, cacao y textiles de alpaca, así como hacia Indonesia. El interés japonés en la infraestructura peruana, especialmente en proyectos ferroviarios y el Proyecto Majes Siguas II, es notable. El Megapuerto de Chancay se perfila como un factor transformador para el comercio transpacífico, consolidando la posición de Perú como una puerta de entrada logística a Sudamérica.

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Sin embargo, a pesar del considerable potencial económico, la persistente inestabilidad política de Perú, los elevados niveles de corrupción y las continuas preocupaciones en materia de derechos humanos representan riesgos sustanciales para la confianza de los inversores y el éxito a largo plazo de estas alianzas estratégicas. Abordar estas vulnerabilidades internas es imperativo para capitalizar plenamente las oportunidades generadas por la visita y transformar el interés expresado en inversiones concretas y beneficios sostenibles.

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El viaje de la Presidenta Boluarte destaca el potencial económico y la importancia estratégica de Perú dentro de APEC. Se aseguró el interés japonés en una cartera sustancial de proyectos de infraestructura y otros sectores, y se espera culminar las negociaciones comerciales para un CEPA (Acuerdo de Cooperación Económica Integral) con Indonesia. El enfoque en la diversificación de las exportaciones no tradicionales y el posicionamiento estratégico del Megapuerto de Chancay son pasos positivos y con visión de futuro hacia la diversificación económica y una mayor conectividad global.

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Sin embargo, la persistente inestabilidad política, la corrupción generalizada y las serias preocupaciones en materia de derechos humanos siguen siendo impedimentos significativos que podrían socavar los resultados positivos e impedir la plena realización del potencial del viaje. Una preocupación significativa es que mÔs del 40% de las empresas japonesas se muestran reacias a invertir debido a inquietudes sobre la estabilidad política y social de Perú. La gira sienta una base diplomÔtica y económica crucial, pero las reformas internas sostenidas son absolutamente esenciales para convertir el interés expresado en beneficios tangibles a largo plazo.

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El viaje de la Presidenta puede caracterizarse con precisión como un «lanzamiento suave» exitoso o un «reenganche» estratégico con socios asiÔticos clave. Articula eficazmente las aspiraciones económicas de Perú, presentando oportunidades concretas de inversión y comercio. Sin embargo, los resultados positivos reales y el impacto a largo plazo de la visita dependerÔn enteramente de la capacidad de Perú para cumplir consistentemente sus compromisos, proporcionar un clima de inversión genuinamente estable y predecible y, lo que es mÔs crítico, abordar sus profundos desafíos internos de gobernanza y derechos humanos.

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Sin un progreso demostrable en estos frentes internos, el interés expresado por los inversores extranjeros podría no traducirse en inversiones tangibles, a gran escala y sostenidas, lo que en última instancia limitaría el potencial transformador de estas alianzas estratégicas.

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Para maximizar los beneficios derivados de la reciente visita presidencial y asegurar el éxito a largo plazo de las alianzas estratégicas de Perú con Japón e Indonesia, se recomienda:

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Priorizar la Gobernanza y el Estado de Derecho: Es fundamental implementar medidas anticorrupción robustas y transparentes, fortalecer la independencia judicial y mejorar la eficiencia del sector público. Estas acciones son clave para restaurar la confianza de los inversores y abordar las preocupaciones planteadas por las agencias de calificación internacionales.

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Abordar las Preocupaciones de Derechos Humanos: Se debe garantizar la investigación transparente, imparcial y oportuna de los abusos pasados, proporcionar protección efectiva a los defensores de derechos humanos y defender consistentemente los estÔndares internacionales de derechos humanos. Estas medidas son vitales para mejorar significativamente la imagen internacional de Perú y mitigar los riesgos ambientales, sociales o de gobernanza, críticos para los potenciales inversores.

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Agilizar Proyectos Estratégicos de Infraestructura: Es imperativo acelerar la planificación, licitación y ejecución de los proyectos ferroviarios priorizados bajo el PNDF (Plan Nacional de Ferrocarriles), y asegurar la eficiente «Puesta a Punto» del Proyecto Majes Siguas II. Esto demostrarÔ una sólida capacidad de ejecución de proyectos y capitalizarÔ el interés japonés expresado.

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Maximizar el Potencial de Chancay: Se debe desarrollar estratégicamente la Zona Franca alrededor del Megapuerto de Chancay y promoverla agresivamente como un centro logístico e industrial regional para atraer mÔs inversión asiÔtica, facilitar el comercio y reconfigurar fundamentalmente las cadenas de suministro transpacíficas. Adicional de interconectarlo con carreteras y ferrocarril al interior del país.

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Diversificar la Canasta Exportadora: Se deben intensificar los esfuerzos diplomÔticos y técnicos para superar las persistentes barreras fitosanitarias para las agroexportaciones frescas de alto valor (como el aguacate Hass y los cítricos), y promover activamente productos procesados de valor agregado (como alimentos procesados y textiles de alta gama como la alpaca). Esto reducirÔ la excesiva dependencia de los productos bÔsicos tradicionales y aumentarÔ los ingresos por exportación.

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Aprovechar los Mecanismos Bilaterales: Se debe utilizar plenamente el Tratado de Libre Comercio existente entre Perú y Japón y acelerar la conclusión e implementación del Acuerdo de Cooperación Económica Integral (CEPA) con Indonesia. Esto crearÔ entornos comerciales y de inversión mÔs favorables y predecibles.

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Mejorar el DiÔlogo Público-Privado: Fomentar un diÔlogo continuo, transparente y proactivo con las comunidades empresariales japonesas e indonesias a través de entidades establecidas como la CÔmara de Comercio e Industria Peruano Japonesa (CCIPJ) y JETRO. Esto permitirÔ abordar preocupaciones específicas, identificar nuevas oportunidades y adaptar las propuestas de inversión.

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La naturaleza integral de estas recomendaciones demuestra que un «plan de desarrollo estratégico» verdaderamente exitoso para las relaciones de Perú con Japón e Indonesia no puede centrarse únicamente en lo económico o comercial. Requiere un enfoque holístico que integre fundamentalmente mejoras en la estabilidad política, un compromiso robusto con los derechos humanos y una ejecución eficiente de proyectos.

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La interacción entre estos factores es crucial e interdependiente: una mayor estabilidad política fomenta directamente una mayor confianza de los inversores, lo que a su vez facilita la atracción de inversión extranjera directa, permitiendo así el crecimiento económico y la implementación exitosa de proyectos estratégicos críticos. Por el contrario, ignorar o no abordar adecuadamente los desafíos internos limitarÔ gravemente los beneficios potenciales derivados de cualquier esfuerzo diplomÔtico externo, independientemente de cuÔn bien intencionados o estratégicamente alineados puedan ser.


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