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Victor Vasquez y Félix Vasquez / Irrigaciones y salinización (1 de 10)

La salinización de las tierras agrícolas en la costa peruana.

La pesada herencia de los grandes proyectos hidráulicos.



Resumen

La ampliación de la frontera agrícola, especialmente en la costa, ha sido posible por las millonarias inversiones asumidas por el Estado que permitieron la construcción de grandes sistemas de almacenamiento de agua (represas); estas inversiones, en los últimos 30 años han impactado favorablemente en la economía agraria exportadora.


También es cierto que la agricultura exportadora, además de ser la beneficiaria directa de estas infraestructuras hidráulicas, ha merecido por parte del Estado un conjunto de medidas promocionales de carácter laboral, tributario y económicas. Estas ventajas, ampliadas hasta el 2030, siguen mereciendo severos cuestionamientos por un sector de políticos ligados a la izquierda peruana, basados en argumentos como: “…desde el Estado se alienta el retorno del latifundio en la costa”, “... poco compromiso social y empresarial de estos empresarios” y, “...su desinterés para no integrar a sectores de la pequeña y mediana agricultura, en los modelos de sus negocios agrícolas”, entre otros.


La tendencia de los gobiernos durante la últimas dos décadas, está centrada en continuar con las millonarias inversiones para la construcción de represas, habiéndose identificado un conjunto de proyectos por un costo inicial de cuatro mil quinientos millones de dólares que permitirá incorporar alrededor de 336,700 nuevas hectáreas. Un enfoque particularmente para resaltarse está referido al destino de estas inversiones. Así, hasta fines de los 80, los destinatarios eran los pequeños y medianos agricultores, Poechos, Tinajones, Gallito ciego, Majes, etc. A partir de los 90, los proyectos de irrigación estuvieron orientados para promover una agricultura intensiva en capital, soporte del actual boom económico agrario.


La estrategia seguida para ampliar la frontera agrícola a través de la infraestructura hidráulica, está dejando sentir sus impactos negativos en aquellas áreas agrícolas beneficiadas con las primeras represas; se estima existan casi trecientas mil hectáreas con diferente grado de salinidad como consecuencia del deterioro y la falta de mantenimiento, de los últimos 28 años, de los sistemas de drenaje. Sus pérdidas anuales se estiman en 195´000,000 – 223´000,000 de dólares, afectando a unos 62,000 productores.


Frente a este real y álgido problema, que parece nada importar a los decisores de política pública y mucho menos a los del sector agrícola, se presenta esta propuesta cuyas bondades quedan reflejadas en: alta rentabilidad, incremento real los ingresos agrícolas en 122´200,000 de dólares anuales, sostenibilidad institucional para el mejoramiento de los sistemas de drenaje, recuperación de 300,000 hectáreas para fines agrícolas y, mejor aún, a menores montos de inversión en comparación frente a las millonarias obras (que están salpicadas de altísima corrupción).



I. Reseña

La importancia de la actividad agraria en la vida económica nacional queda demostrada en las actuales circunstancias que, a pesar de la caída del 30% del PBI es el único sector económico cuyo crecimiento sigue en positivo. Contribuye con 5.4 % al PBI nacional (1) sustentado por el crecimiento y desarrollo de la agro exportación o llamada también, agricultura empresarial o moderna. El desarrollo agroexportador ha sido creciente a lo largo de los últimos 25 años; siendo posible con la puesta en valor de miles de hectáreas eriazas de la franja costera a partir del inicio de operaciones, total o parcial, de los grandes proyectos de irrigación como, Chavimochic I y II; Villacuri, Majes, Olmos, Alto Piura, entre otros.


Los beneficios sociales y económicos que el boom agroexportador sigue generando en las economías locales, regionales y nacional no puede estar en discusión, ni mucho menos ponerla en tela de juicio como algunos ideologizados pretenden satanizar esta actividad. Socialmente, su aporte a la generación de empleo es notorio; en los 15 últimos años ha pasado de generar 144,000 a 270,000 puestos directos y, de 340,000 a 600,000 puestos indirectos (2) junto a este aporte se suma su contribución a mejorar las condiciones de empleabilidad de los trabajadores; es decir, la formalización laboral real.

Su aporte económico está dado por su capacidad para generar divisas a través del comercio, posicionando al Perú como un importante ofertante de alimentos al mundo, tendencia que sigue en aumento, y lo que es aún mejor, que lo viene haciendo en términos competitivos. Las exportaciones de frutas y hortalizas en el periodo del 2005 al 2020, pasaron de 347´000,000 a 3,800´000,000 de dólares. En el 2019 la agroexportación tradicional y no tradicional generó divisas en el orden de 7,500´000,000 de dólares.


El boom agroexportador proveniente de la agricultura moderna–costera descansa en la explotación de alrededor 200,000 hectáreas; los actores son empresas de capitales nacionales y extranjeros, cuya característica es su eslabonamiento a los mercados internacionales. Hacen uso de alta tecnología en todos sus procesos de producción y postproducción de manera tal que logren alta productividad, condición necesaria para competir en el mundo comercial agroalimentario.


Referencia:

(1) El segundo trimestre del año 2020 ha sido el peor de la historia para el Perú luego de que se registrara que el Producto Interno Bruto cayó un 30,2%, un porcentaje nunca antes registrado dentro de la historia del país andino. https://es.beincrypto.com/

(2) Fernando Cilloniz B. El 8° gran desafío de la agricultura peruana…el populismo político. Lampadia. 2018. 6 es opinión siempre presente en los debates de los políticos y técnicos y ONGs de tendencia izquierdista.


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